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jueves, 27 de noviembre de 2008

EL ADVIENTO



Qué bonitas amanecen las ciudades en esos días ya cercanos al invierno, y, sobre todo, qué relucientes anochecen.




Y se visten con sus mejores galas, luciendo tradiciones y diseño, y sintiéndose guapas. Qué sabor a vino caliente, a churros, a castañas entremezcladas con turrones y villancicos.



Qué fríos paseos trazados con brillantes colores, qué descansadas miradas brindando en burbujas y encuentros...



Cuántas adquisiciones, dirigidas por ese afecto que decidió despertar en la noche que se despide del otoño.








Cómo sonríe ya el Niño en la cuna....



Qué bonitas las ciudades...y qué preparación para la Navidad, e incluso los Reyes Magos (que no Papás Noeles, San Nicolases, Santa Klauses y demás personajillos rojos o verdes, duendes y renos voladores, más propios de otras latitudes).



Lo dicho, y sed buenos y buenas, que ahora es el momento de evitar el carbón.

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